Una casa de cartón y madera fue construida por una familia que se dedica a vender diarios, para proteger a “guardián”, del frío y la llovizna. El perro que hace tiempo vive deambulando por las calles del sector B 6, movió la colita, en señal de agradecimiento. Este podría ser el final feliz de una historia de perros callejeros, pero los capítulos de la vida de “guardián” se siguen escribiendo porque ahora es protagonista inesperado de una notificación municipal.
¿Qué pasó? A alguien no le gustó la construcción de la casita justo delante del mural que recientemente fue inaugurado para mejorar la imagen de la plazoleta “Libertad”. Ese reclamo llegó a las autoridades de la Delegación Municipal de Alto Comedero.
El 11 de octubre pasadas las diez de la mañana, una inspectora municipal llegó a la plazoleta. Sacó fotos y luego saludo a la señora que estaba sentada en su banco vendiendo diarios. “Los denunciaron”, nos dijo – contó Jorge Condorí – y les pidió que saquen al perro y su casa de cartón de ese sitio. La intimación de la mujer se formalizó inmediatamente con una cédula de notificación que los intima de forma inmediata a “sacar la casa del perro de la pared del mural de la plazita”. Nada dice la notificación municipal sobre el destino del perro.
Al día siguiente, Jorge Condorí le comentó a la inspectora municipal que es difícil reubicar a los perros que están viviendo en la calle y que por un acto humanitario no pueden sacar la casita. “Antes de la multa, había ubicado a tres perros y ahora quedan tres que nadie los quiere recibir, todos los días viene la mujer a intimarnos por unos perros que no son de míos”, afirmó.
En la búsqueda de una solución para conseguir un alojamiento para “Guardián”, Condorí se dirigió al Hogar San Roque, lugar donde reciben a los perros abandonados. Allí la responsable les dijo que era imposible recibir a los perros porque están saturadas las instalaciones.
En la plazoleta Libertad permanecen los tres perros que duermen en el lugar. Uno de ellos es “guardián” que bien temprano acompaña a la familia Condorí en la venta de diarios, en la esquina de Snopek y Marina Vilte del sector B 6, luego se va en busca de su alimentación y vuelve durante el atardecer para descansar al aire libre, cubierto por esa casa de cartón y de madera.
“La mujer todos los días viene a decirnos que nos multará, yo le digo que puede sacar la casa pero el perro igual seguirá ahí, no son malos”, dijo Condorí, que desconoce cómo terminará esta historia.
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