Jul 18, 2017 Diario La Comarca Jujuy Locales 0
Los buenos dirigentes vecinales que piensan en el bienestar de la comunidad escasean. Son pocos los que terminan un mandato y son pocos los que logran dar continuidad a su trabajo respaldados por el voto del socio del Centro Vecinal o del vecino. Uno de esos ejemplos está en Alto Comedero: Gladis Peñarrieta, dirigente vecinal que cumple en el 2017, quince años de servicio a la comunidad, sin haber pensado que sería un objetivo de su vida.
Por este motivo, el periódico La Comarca entrevistó a la mujer que inició su carrera dirigencial en el año 2002 como revisora de cuentas de la comisión directiva del Centro Vecinal Unidad y Trabajo de las 308 viviendas. Ella recordó cómo fueron los primeros pasos.
¿Cómo fue su inicio como dirigente vecinal?
Me inicie a pedido de un grupo de vecinos porque estaba trabajando en la platabanda que teníamos en la avenida Forestal y éramos varios vecinos de distintas manzanas. Llegábamos a 25 familias que queríamos poner bonita la platabanda. Comenzamos a trabajar ahí, haciendo la gruta y los bancos, mejorando el sector.
De ahí llegaron las elecciones de nuestro barrio. En esa oportunidad hubo cuatro listas que se presentaron. Me pedían que acompañe. Al enterarse este grupo de vecinos, me preguntaron porque vas a acompañar si nosotros podríamos hacer nuestra propia lista, así presentamos nuestra lista. No era mi intención de ganar porque pensé que algunos de los que tenían experiencia iban a ganar. Grata fue nuestra sorpresa cuando se hizo la elección y salimos ganadores. En ese momento era ama de casa, ex empleada de comercio y desocupada.
¿Estaba en su objetivo de vida, ser dirigente vecinal?
La verdad que ser dirigente vecinal, no. Siempre me ha gustado colaborar o ayudar a las personas que menos tienen. Mi niñez ha sido no muy difícil. Quede huérfana de padre muy chica con una hermana y mi mamá que tenía que trabajar para poder mantenernos. Fue una infancia difícil. Nos hizo estudiar, mi mamá nos dio todo lo que nos pudo dar y será quizás esa carencia de afecto que el poder ayudar, me hacía sentir bien.
Cuando uno llega a ser dirigente, es mucho más fácil porque uno tiene más posibilidades de estar en contacto con la comunidad y con las personas que te pueden colaborar. Por supuesto que hay cosas buenas y amargas. No todo es color de rosas, en este gran camino que uno tiene como dirigente.
Dos años después, en el año 2004, Gladis Peñarrieta se presentó como candidata a presidente del Centro Vecinal. Ganó su lista en la elección realizada el 15 de febrero de 2004. En ese momento, las calles eran de tierra, hoy todos los recorridos principales del núcleo habitacional están pavimentados.
¿Hoy cómo ve a la dirigencia actual, en que ha cambiado?
Yo siempre me considere vecinalista, más que política. Veo ahora que el vecinalismo está muy acompañado de la política. Yo siempre he sido más vecinalista por la necesidad de los vecinos, por la necesidad de mi sector o de sectores aledaños por la falta de luz, por postes caídos y por pozos, porque muchas veces nos decían que no tenían representantes y que yo podía hacer la diligencia. Nunca dijimos que no.
Entonces pudo trabajar con intendentes de distinto color político…
La verdad que si hemos trabajado con intendentes y funcionarios de distintos colores políticos porque me debo más al trabajo social, el vecinalismo es eso. Nunca tuve una apetencia personal porque muchas veces vemos que usan el centro vecinal como un trampolín para escalar en lo personal. Yo bien como le conté era una desocupada cuando empecé y ahora con mis aportes que tenía, pude hacer mi jubilación de ama de casa. No me daban los años de aporte. Nunca ocupe un cargo y nunca cobré nada.
¿El dirigente vecinal tiene un sueldo?
No tiene un sueldo. Muchas veces dicen que es dirigente vecinal o no quiere dejar o no se quiere ir, porque uno cobra. No, muchas veces tenemos que poner de nuestro bolsillo ya sea para la nota, el pasaje y para comprar algo para la personas que nos viene a desmalezar o ayudar.
Muchas veces me toco representar a nuestro centro vecinal y si uno no tiene la plata, no puede tomar ni agua. Muchas veces me toco costear los viajes como soy de la comisión de seguimiento a nivel nacional. Tenemos dos viajes al año para no perder ese espacio que uno ha ganado.
PARTE DE LA ENTREVISTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN 116 DEL PERIODICO LA COMARCA DE ALTO COMEDERO
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